Siempre está compuesto por “ahoras”
Estas eran sus palabras, las que más me impresionaron
nunca y las que solía repetir. Era algo que le identificaba, como su olor a
dulce, su sonrisa rara, sus miradas acusadoras, su forma de no saber
mentir, su maldad contenida, su melena “castaña” al vuelo, sus fuertes golpes,
en definitiva… Ella.
Siempre hemos sido especiales, TODOS… Un grupo de “frikis”
que un día se armaron de valor y decidieron juntarse para poder verse las
caras, aún recuerdo la cara de asombrados de todos.
Decidimos crean ese grupo de frikis, juntarnos y hacer
crecer nuestra amistad, alimentarla con risas y confesiones secretas, tan
secretas que nadie más debería saberlo.
Hemos crecido, hemos ¿madurado? Supongo que la vida nos
ha obligado a madurar, nos ha hecho mucho daño la realidad en la que vivimos
¿Sabes pequeña? En estos tiempos en los que estamos, tiempos que a ti te
encantaban pasar, se te echa mucho de menos. Tú forma de insistir en ir a
comprar regalos, tu forma de insistir para que nos veamos… Se te echa de menos
entera.
Porque hace mucho que ese grupo no se junta, básicamente
desde que no estas, no hay razón para volver a salir juntos, no hay nadie que
nos una, el juego finalizo hace mucho y no nos quedan continuaciones. Poco a
poco nos hemos vuelto a distanciar, a ser cada uno como éramos antes, cerrados herméticamente.
Te necesitamos ¿Sabes pequeña? Necesitamos a alguien que
nos anime, que nos inyecte felicidad extra y que critique todos nuestros
regalos.
Ayer sentí tu abrazo, cuando menos me lo esperaba, con
mis defensas sin posibilidad de respuesta, sentí un abrazo largo y tu aroma en
mi nariz, incluso añadiría que sentí tus pelos en mi espalda, un abrazo largo y
continuado de los que acaban con un “Todo va a salir bien, ya verás”. Y me vine
abajo, me deprimí hasta el punto de tener que cerrar todos mis poros de mi piel
para no destrozarme en pedazos. No era mi día y tú lo catapultaste a una nueva
versión de dolor. Ayer te necesitaba y tú no estabas para curar mis heridas.
Te echo de menos, espero que al menos, estés donde
estés, te lo estés pasando en grande, estés sonriendo, y mirando cómo no paro de
cagarla a cada instante, de cómo nos distanciamos y sé que próximamente harás
algo para volvernos a unir.
Al final, como ya sabrás, no hubo fiesta de despedida,
simplemente una pequeña reunión llena de lágrimas.
No sé si podré vivir con este dolor, no sé si algún día
podré olvidarlo todo, no sé ni tan siquiera qué hacer ahora mismo… Bueno,
llorar con tu recuerdo es lo que hago ahora mismo.
Te echo de menos, pequeña. “Te fuiste y te llevaste
contigo todos mis secretos.”
“Pero hay ahoras que duran para siempre.”
La verdad Oskar es que me has dejado sin palabras, puede porque yo sepa como te sientes y tus palabras me hayan echo recordar, hayan abierto una herida que pensaba que había cicatrizado. Sigue expresandote así porque tienes un dón.
ResponderEliminarTe seguiré de cerca porque me encanta como escribes. Te he conocido por mediación de Irene y de amigos bloggeros por correspondencia, y si necesitas algo yo te tiendo una mano.
Besos