Fue entonces cuando pasaron los meses. Demasiado rápidos
para mi gusto, y parecía haberla que al fin la había olvidado.
Mi vida había cambiado desde entonces, todo parecía ir bien.
Mi corazón andaba despistado, creyendo que había encontrado el amor en una
ilusión y mi cuerpo estaba centrado en otra ilusión que complacía las
necesidades que tenía.
Todo marchaba en una aparente perfección que hacía que mi
vida estuviese ocupada.
Lo recuerdo todo de ese día, demasiado nítido.
Estaba en la habitación junto a la chica que complacía mi
cuerpo estaba en la habitación de al lado, yo estaba en una habitación en la
cual ya había estaba en una ocasión pero que apenas conocía. Yo miraba por la
ventana mientras ella se arreglaba después de una tarde-noche de pasión.
Mis pensamiento volaban y mis sentidos con ellos, el paisaje
era mágico: la luz de la luna, el mar tan cerca, una cierta altura y un
silencio que asombrada. Miré hacia el interior de la habitación y había un
reflejo tenue de luz, sabía que estaría allí pensando en mí.
Pero entonces mis sentidos me alejaron del lugar donde
estaba y me acercaron más de lo que nunca podía imaginado de ella. La luna reflejaba
una luz blanquecina, una luna que a ella le encantaba. Una luna que también se
reflejaba en ese mar tan próximo a mis ojos. El olor salado del mar se esfumó
para atraer su aroma y, en aquel instante, no escuchaba nada que no fuese su
voz. Definitivamente el mensaje de la semana anterior me había afectado
notablemente.
De repente la luz de la habitación se encendió, era esa
chica pelirroja con mi chaqueta gris, entreabierta, y además un pequeño tanga
en rosa. Yo apenas tenía unos vaqueros y mi ropa interior. Nuestra ropa se
había quedado por el camino durante esa tarde de pasión y sexo. Se tumbó en la cama y me miró, con unos ojos tan inocentes que robaban el alma. Le había hecho demasiado daño ese día a ella ese día, nadie merecía que la mintiese tanto.
Pero mis pensamientos no se centraban en la chica que tenía
enfrente tan sexy e irresistible. Mi mente voló junto a ella, junto a su piel suave, junto a sus labios finos, juntos a sus ojos color Coca-Cola, junto a su pelo castaño y largo, ...
Sobre la chica sexy apenas tuve conocimiento de ella a
partir de aquella noche. Intenté volver a olvidarlo todo sobre ella.
Quizás intentaba posponer lo inevitable, mi mente siempre volvería a ella.
Quizás era demasiado tarde como para desenamorarse de la
chica de mis sueños.
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