29 de diciembre de 2012

Dreams #1


Hace tiempo, pensé que ya te había olvidado, que no me importabas y que no eras nada salvo un recuerdo lejano.

Pero todo cambió esa misma noche, porque soñé contigo y no sólo contigo.

En el sueño, yo despertaba y, aparentemente, estaba solo. De repente, noté una presencia en mi espalda por lo que me giré y allí estabas tú, dormida, sin más ruido en la habitación que tu respiración a escasos centímetros de mi boca, tan dulce, tan inocente, tan perfecta… Estaba tan concentrado en adorar cada uno de tus detalles que apenas noté como se abría la puerta de la habitación.

Alguien había entrado en el cuarto y se había metido bajo las sábanas de nuestra cama y, no sólo eso, sino que estaba subiendo hacia nosotros. Fue entonces cuando la vi, era una niña de apenas unos dos años, tenía esa mirada que tantas veces había visto en el espejo ¡tenía mi mirada! Y ese pelo castaño que tanto me gustaba de ella. Siguió subiendo hasta mi pecho y me abrazó fuertemente.



-Papi, vente a jugar conmigo- Replicaba.

-De acuerdo, iré- Le dije, mientras me incorporaba y la dejaba en el suelo- Pero antes despierta a tu hermano.



Antes de dejarla en el suelo me fijé en que mi antebrazo reflejaba dos tatuajes, sus nombres, no conseguí centrarme en ellos porque me distrajo saliendo corriendo hacia la habitación en busca de su hermano. Entonces, me giré para verla dormir, pero no estaba dormida, sino de rodillas encima de la cama, mirándome con esos ojos marrones. Me acaricio las mejillas con sus manos y me atrajo hacia sus labios, los cuales mordieron mi labio inferior y me dedicó una mirada perversa antes de  tumbarse en la cama.

-No empieces una guerra de besos que no puedes ganar-Le advertí.

Y me tumbé encima de ella besándola, amándola,… Era feliz junto a ella. Y justo en el momento en que cerré los ojos para poder disfrutar de ese momento desperté, sólo en mi cama.

Mi corazón sangraba y yo sabía que nunca podía olvidarme de ella. Se había ganado un hueco en mi corazón más grande de lo que yo podía imaginar. Y allí me quedé, sólo, llorando, sabiendo que mi vida junto a ella sería mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario