10 de enero de 2013

La espera...


Me tumbé, cansado.

No sabía si arrepentirme de lo que había hecho o sentirme orgulloso de ello.

Le había contado nuestra historia pero desde mi punto de vista, pero… ¿Y si no le gustaba? ¿Y si no era ella? ¿Y si la vida la había cambiado y no quería mis recuerdos para nada? ¿Y si no es como era antes?... Muchas posibilidades  se habían infiltrado en mi mente pero se esfumaron cuando una frase se posó en mi cabeza “Al menos le has contado la verdad de los hechos que habéis pasado juntos, tú puedes estar tranquilo.”

Me levanté, vislumbré un poco sobre mi estantería y tomé Marina entre los dedos de la mano. No me acosté hasta que no acabé con él. Era lo único que me quedaba de ella, su recuerdo escrito en páginas y la esperanza de que aquel correo llegara a leerlo.

Ojalá pudiese despertar donde estés tú. Ojalá sintieses lo que siento yo por ti.

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