No sabía si arrepentirme de lo que había hecho o
sentirme orgulloso de ello.
Le había contado nuestra historia pero desde mi
punto de vista, pero… ¿Y si no le gustaba? ¿Y si no era ella? ¿Y si la vida la había
cambiado y no quería mis recuerdos para nada? ¿Y si no es como era antes?... Muchas
posibilidades se habían infiltrado en mi
mente pero se esfumaron cuando una frase se posó en mi cabeza “Al menos le has
contado la verdad de los hechos que habéis pasado juntos, tú puedes estar tranquilo.”
Me levanté, vislumbré un poco sobre mi
estantería y tomé Marina entre los dedos de la mano. No me acosté hasta
que no acabé con él. Era lo único que me
quedaba de ella, su recuerdo escrito en páginas y la esperanza de que aquel
correo llegara a leerlo.
Ojalá pudiese
despertar donde estés tú. Ojalá sintieses lo que siento yo por ti.
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