25 de agosto de 2012

Tan cerca, pero, sin embargo, tan lejos.

El tiempo pasa, quizás más rápido cuando estas enamorado y, por eso, no te das cuenta de lo veloz que pasan las horas cuando estas con la persona amada.

La miré fijamente, a esos ojos marrones que siempre me habían cautivado estaban allí a escasos centímetros de los míos. Al igual que sus labios, aquellos que siempre hubiese querido besar una y otra vez hasta que se desgastaran y, después, curarlos con más besos.

Estaba tan cerca, pero igualmente tan lejos. Era problemático tenerla así, por una parte quería que todo siguiese igual, que ella siguiese con su vida feliz y yo con la mía, quizás no tan feliz, y que ambos siguiésemos siendo los mejores amigos siempre. Pero estaba la otra parte, que quería que estuviese conmigo a toda costa, que nunca se separase de mi, y que fuésemos felices juntando nuestros caminos.

No estuve atento, no vi como pasaban de rápido las horas y, cuando ya había decidido que iba a ser egoísta y juntar nuestros caminos ya era hora de partir y alejarse de su lado una vez más.

Y volví a perderla, y volví a estar solo.

Quizás todo hubiese cambiado con un poco más de valor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario