A veces, no hace falta que nada más que su sonrisa para querer estar con ella hasta el final.
Una sonrisa perversa que enamora el alma y calma hasta a los más sanguinarios guerreros. Una sonrisa tan perfecta, tan dulce, tan tuya.
Una sonrisa que hace que sonrías, así, sin más, sin ninguna razón aparente salvo que esos ojos y esa sonrisa va por ti, porque está enamorada de ti y tú, tanto de ella como de su magnífica sonrisa.
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