Y
ocurrió, como si se hubiera predicho lo que dije días antes.
La
echaba de menos mucho por su sonrisa relajada, por sus labios rojos, por sus
ojos marrones y por esa voz dulce y flojita que ella posee.
Y
en esa esquina nos encontramos como si estuviese programado. Ella estaba más o
menos como siempre, su pelo había cambiado, pero su forma de ser seguía intacta…
Hablamos,
y nada más… En otra ocasión podría pasar más, pero esta no fue la ocasión.
Habían cambiado los factores y habíamos madurado.
Pude
verla y eso es lo importante. Los recuerdos volvieron, al igual que ella y ella
se fue junto a dos besos.
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