Son sus labios, los cuales no puedo dejar de besar y sentir a cada
instante. Si esto ocurre, si ellos notan que estas demasiado lejos, empiezan a
doler, un dolor insoportable que se va propagando por todo mi cuerpo empezando
por mis labios, después a mi lengua, de ahí a mis ojos [Los cuales lagrimean si
tu ausencia se nota en exceso]. El dolor se va extendiendo por mi garganta, dificultándome
la respiración, baja hasta llegar al estómago [Este dolor comienza siendo como
mariposas pero termina siendo un dolor abdominal terrible] y también hacia los
pulmones. Por último, llega al corazón el cual se encoje y solloza por tu
ausencia. Mis piernas tiemblan y no consigo lograr estar de pie demasiado
tiempo.
Todo cambia con un beso de tus labios. Todo vuelve a la normalidad,
todo funciona casi a la perfección y mi corazón grita lo que mis labios te
susurran: Te amo Cristina, infinitamente infinito.